Aprovechando mi reciente visita al Río Safari de Elche, me inspiré a escribir esta entrada. Quienes me conocen saben que una de mis grandes pasiones son los animales, y es un tema que me fascina en todos los niveles: lo que transmiten, su biología, sus hábitats e incluso su simbolismo espiritual. Aunque poca gente lo sabe, en realidad obtuve el título de Ayudante Técnico Veterinario hace años. Sin embargo, debido a mis circunstancias, nunca tuve la suerte de poder dedicarme a ello.
También debo admitir que los centros zoológicos me generan sentimientos encontrados. Sin entrar en polémicas, la verdad es que nunca he sido partidario de ver a los animales enjaulados. Había pasado mucho tiempo desde mi última visita al Río Safari, y afortunadamente, me llevé una grata sorpresa al descubrir que habían ampliado muchas de sus instalaciones para proporcionar más espacio a algunos de sus habitantes. Para mi asombro, habían eliminado muchos de sus espectáculos, lo cual consideré un gran avance. Pero lo que más me impresionó fue ver que todas las visitas guiadas estaban enfocadas en concienciar sobre las especies en peligro de extinción y la importancia del cuidado del medio ambiente. Además, contaban con programas para preservar o recuperar especies que ya no se encuentran en su hábitat natural. Me alegró saber que se están teniendo en cuenta todos estos detalles. En nuestra vida cotidiana, no solemos reflexionar sobre estas cuestiones, pero son de vital importancia, no solo para estas criaturas, sino también para nuestro futuro. Es crucial considerar el destino de la Tierra y recordar que está en nuestras manos cuidar de nuestro mundo.
Otro aspecto que me fascinó fue la visita a los lémures. Nos permitieron entrar en su recinto, mientras una amable guía nos proporcionaba información sobre ellos, su origen y curiosidades varias. Desafortunadamente, tuvo que llamar la atención más de una vez a algunos turistas que intentaban tocarlos. Esto me hizo reflexionar. Estar cerca de seres tan adorables y poder tomarme fotos con ellos era alucinante, pero no era lo más importante. La información que nos brindaba la guía era fascinante y valiosa, más allá del aspecto superficial. Para mí, era esencial retener todos esos detalles y aprender a apreciarlos.
Por supuesto, el resto de la visita fue una experiencia maravillosa. Poder observar de cerca a los grandes felinos, como los leones o el misterioso jaguar, fue fascinante. Y por supuesto, el imponente tigre (uno de mis favoritos). Como anécdota, os contaré que lo sorprendí bebiendo agua y me quedé observándolo de cerca. Estaba tan concentrado que no me vio, y cuando levantó la cabeza, se llevó un susto. Me dedicó un bufido, como si fuera un gato gigante. Aparte de intimidarme, me dio mucha pena haberle provocado esa reacción sin querer.
Otros seres que me cautivaron fueron los orangutanes, en especial una madre con su cría. Son criaturas increíblemente inteligentes y transmiten una energía única. El pequeño era juguetón y nos observaba con curiosidad. La madre, al vernos, comenzó a ponerse frente a nosotros y a balancearse. También nos dedicó algunos gestos bastante curiosos que denotaban su sensibilidad, como si se estuviera comunicando con nosotros.
Esta visita fue mucho más que un simple paseo entre animales. Fue una experiencia enriquecedora que me recordó la importancia de preservar la diversidad de vida en nuestro planeta. Aunque los centros zoológicos generan controversia, ver el compromiso de este lugar por el bienestar y la conservación de las especies me dio esperanza. Apreciamos a estos animales no solo por su belleza, sino por su papel vital en el equilibrio de nuestro ecosistema.
Al final, nos corresponde a nosotros, como seres humanos, tomar medidas para proteger y preservar la vida silvestre y el medio ambiente. Cada pequeño esfuerzo cuenta y puede marcar la diferencia. Agradezco al Río Safari de Elche por inspirarme y recordarme que todos tenemos un papel que desempeñar en la protección de nuestro maravilloso planeta y sus habitantes.