Todavía recuerdo con emoción el día en que, siendo niño, esperaba ansiosamente tener mi primera videoconsola que cambiaría mi vida. La emoción me mantuvo despierto la noche anterior, y finalmente, acompañado por mi madre, entré en la juguetería para obtener mi preciado dispositivo. Con Star Wars en mano, mi primer videojuego, me sumergí en un mundo desconocido que me cautivó desde el inicio. Así, comenzó mi travesía por este asombroso universo. Más adelante, los caminos de los videojuegos me llevarían a descubrir un vasto terreno con Pokémon Azul y a entablar amistades duraderas. A través de este artículo, aspiro a compartir una perspectiva distinta sobre los videojuegos, mostrando cómo han significado más que simples pasatiempos para mí, brindándome apoyo, motivación y vínculos que jamás imaginé.
Mi incursión en el mundo de los videojuegos comenzó con la adquisición de la Game Boy Pocket. Guardo con viveza aquel momento en que, acompañado por mi madre, traspasé la puerta de la juguetería, lleno de emociones y expectativas. Mi mente estaba abierta a lo desconocido, sin sospechar la magnitud de lo que estaba por venir.
En el instante en que la pantalla se encendió, una mezcla de emoción y diversión se apoderó de mí. Los videojuegos dejaron de ser meros entretenimientos y se transformaron en compañeros de aventuras y fuentes inagotables de alegría. A medida que el tiempo avanzaba, se convirtieron en mi refugio, permitiéndome hacer nuevos amigos, incluso cuando me mudé a mi ciudad actual. La pantalla se convirtió en un puente hacia amistades duraderas.
El aprendizaje se reveló ante mí a través de los videojuegos. A pesar de ser tímido e inseguro, encontré en estos mundos digitales una manera de sociabilizar y forjar conexiones genuinas. La resolución de problemas, la creatividad y la superación de mí mismo fueron habilidades adquiridas a través de los juegos, convirtiéndose en herramientas valiosas en la vida real. Al explorar los títulos de Zelda, Final Fantasy y Kingdom Hearts, descubrí cómo estas tramas y personajes influyeron en mi faceta de escritor, enriqueciendo mis propias creaciones literarias como "Trece + Doce deseos" o "La luz de nuestro mundo".
El mundo de los videojuegos no solo me brindó aventuras solitarias, sino que también abrió puertas a conexiones inesperadas. Las risas compartidas alrededor de un juego se convirtieron en la base de amistades sólidas. Aunque disfruto de jugar en solitario, el valor de jugar junto a amigos no se puede subestimar. La distancia física se desvanecía en los campos de batalla virtuales, y nuevos lazos se tejían con personas de diferentes regiones y países.
Los videojuegos trascendieron su papel como meros entretenimientos para convertirse en fuentes de inspiración y creatividad. Algunos títulos avivaron mi imaginación, infundiendo en mí la pasión por planificar novelas y alcanzar objetivos personales. La filosofía de enfrentar desafíos y ganar experiencia, similar a la de los héroes en los videojuegos, me ayudó a adoptar hábitos saludables y superar la obesidad.
El viaje a través de los videojuegos me ha demostrado que este mundo es mucho más que un pasatiempo. Los lazos que se forman, las lecciones aprendidas y la inspiración obtenida se entrelazan para crear una experiencia enriquecedora. Los videojuegos, lejos de ser juzgados por estigmas, se revelan como herramientas que pueden transformar vidas, ofrecer conexiones genuinas y alimentar la creatividad. En mi propia travesía, he encontrado en los videojuegos un aliado en la búsqueda de amistades duraderas y la superación de desafíos. Con esta perspectiva en mente, invito a todos a explorar el vasto universo de los videojuegos con mente abierta y corazón receptivo, descubriendo en ellos oportunidades únicas de crecimiento y disfrute.