En primer lugar os pido disculpas, por todo el tiempo que ha pasado desde que publiqué la última entrada. Pensaba tomarme mi propio ritmo a la hora de ir escribiendo los post, pero entiendo que es excesivo que haya pasado una eternidad. La verdad es que no me sentía motivado a hacerlo y tampoco quería forzarme a ello.
Como podréis intuir por el título, en parte está relacionado con lo que me ha ocurrido de aquí a un año atrás. El verano del 2022 ha sido el peor de mi vida, y tras el fallecimiento de mi padre, me quedé totalmente devastado. Ahora siento que una parte de mí está preparada para hablar de algunas de estas experiencias, con el propósito de aliviar a las personas que estén viviendo una situación parecida.
A finales de Junio del 2022 mi vida se complicó, primero mi madre se puso enferma del corazón y por suerte logró salir adelante, pero unos días después de que ella volviese fue mi padre el que cayó enfermo aparentemente por una neumonía. Desde Junio hasta principios de Agosto estuve yendo casi todos los días al hospital (no quiero entrar en todos los detalles, ya que aún me duele recordar está etapa), parecía que iba a mejorar, pero las cosas se torcieron y al final no fue así.
El proceso de pérdida al principio era algo que me costaba asimilar, dentro de mí sentía una gran tristeza y frustración, pese a todos los esfuerzos las cosas habían acabado de la peor manera. Vivir cada etapa y aprender de ellas, supuso aceptar y acoger cada una de las emociones que surgían. A pesar de todo el sufrimiento, he tenido la suerte de tener el apoyo de mis familiares y amigos, si no fuese por todo ese amor probablemente me hubiese derrumbado por completo.
Este camino me ha traído nuevos desafíos, al principio era bastante complejo e incluso a día de hoy, hay ciertas actividades que me encantaban y que me cuesta un tremendo esfuerzo realizar. Como la escritura, cuidar mis hábitos, leer libros o entretenerme con los videojuegos, algo que antes me apasionaba, había pasado a convertirse en algo que me abrumaba. Por otra parte, esas emociones me enseñaron que debía ser paciente conmigo y no forzarme a realizar nada que no quisiera hacer. Debía escuchar mi alma y permitir que se expresara a su ritmo. Algo esencial para todos (y más cuando se sufre una gran pérdida sea del tipo que sea).
Todavía sigo en este proceso, sin embargo, he aprendido lecciones valiosas. Sobre todo tengo que honrar la memoria de mi padre, y sentirme orgulloso de ser su hijo. Sin él no hubiese podido llegar a ser la persona que soy. Su vida no había sido perfecta, pero siempre estaba dispuesto a dar lo mejor de sí mismo para que a sus seres queridos no les faltase de nada. Otra gran lección que he aprendido, lo importante que es saber pedir ayuda, cuando estás en una situación que te afecta de forma tan profunda. Ya sea a través de un profesional o con el apoyo de nuestros allegados siempre habrá alguien dispuesto a tendernos una mano.
Actualmente, sigo teniendo algunos días que se hacen bastante cuesta arriba, pero tampoco me puedo quejar. Poco a poco empiezo a recuperar el ánimo e intento sentirme agradecido por este nuevo camino. Ya que a pesar de todo el sufrimiento la vida me ha traído nuevas personas con las que estoy teniendo la suerte de sanarme en todos los niveles, seguir evolucionando y sobre todo inspirándome con todos sus ejemplos.
Para finalizar, quiero daros las gracias por haberme leído y también mandar un cálido abrazo a todas las personas que estáis viviendo algo similar. Y los que tengáis a un ser querido que esté pasando por esto, deciros que tengáis mucha paciencia y empatía. Cada uno tiene que expresar sus emociones a su propio ritmo, lo importante es transmitirles que estáis ahí para lo que necesiten.
Si os ha gustado el post agradecería que lo compartáis y me dejéis vuestros comentarios. ¡Os mando un gigantesco abrazo! ❤️
