La ansiedad puede ser una dolencia invisible que afecta a muchas personas en silencio. En este post, quiero hablaros un poco de mi experiencia y compartiros herramientas que han sido de gran utilidad. Mi propósito es brindar apoyo y aliento a aquellos que también enfrentan este desafío diario.
Mi encuentro con la ansiedad:
La primera vez que sentí ansiedad fue al principio de mi adolescencia (aunque en esa etapa no era consciente de este término y de lo que me pasaba). Fue un tiempo muy confuso, porque me había mudado y dejado atrás la única vida que conocía, y me tocó empezar desde cero. Sin todo ello sumado a ser un estudiante nuevo y haber sido un chico gordo, me convirtieron en un blanco fácil para los abusones. El acoso que sufrí fue algo que me afectó profundamente, llegó un momento en que cualquier persona me hacía sentir un tremendo terror. Siempre había sido algo tímido, pero después de aquello desarrollé una fobia social intensa. Mi actitud fue la de llevar esa carga por dentro, aunque por fuera parecía que todo me resultaba indiferente. Un error del que desgraciadamente tuvieron que pasar varios años para que aprendiera de él.
Aceptando y buscando ayuda:
Desde mi adolescencia hasta la edad adulta, tuve un cúmulo de etapas en que mi estado oscilaba como una montaña rusa. Los que habéis leído mi anterior blog o mi libro conoceréis algunos detalles de esta historia. Para los nuevos lectores os puedo resumir que una de las peores formas que tuve de canalizar esa ansiedad fue refugiándome en la comida y en una vida sedentaria (tenía tanto miedo que apenas salía a la calle). Esas terribles decisiones me llevaron a alcanzar un peso de 245 kg, una cifra excesiva incluso para alguien tan alto como yo. En ese momento fui consciente de que debía buscar ayuda, y así fue como me puse en manos de una nutricionista. Adquirir hábitos saludables me ayudaron a mejorar mi alimentación y la actividad física (dos pilares fundamentales para fortalecer la autoestima). Pero el origen de mi ansiedad era mucho más profundo, y cuando volvieron a surgir retos que me provocaron pánico como: hablar en público para presentar mis libros o socializar con la gente, tuve que buscar el apoyo de un psicólogo para que me ayudará a comprender y gestionar de forma adecuada todas las emociones que surgían. Tomar la decisión de buscar ayuda, fue lo mejor que pude hacer.
Estrategias que me han ayudado:
Técnicas de relajación .
Ejercicio físico.
Alimentación saludable.
Establecer una rutina diaria.
Poner límites asertivos.
Buscar apoyo emocional a través de amigos, familiares o grupos de apoyo.
Llevar una rutina de sueño regular.
Desarrollar habilidades de afrontamiento, como la resolución de problemas.
Practicar actividades de ocio que generen placer.
Buscar ayuda profesional, como terapia cognitivo-conductual o terapia de exposición.
Establecer límites con el uso de la tecnología y las redes sociales.
Aprender a tratarse a uno mismo con amabilidad.
Otras técnicas con un enfoque más espiritual:
Ho'oponopono: Practicar la técnica de la reconciliación y el perdón.
Tapping (EFT): Utilizar la técnica de liberación emocional a través de la estimulación de puntos de acupuntura.
Visualización creativa: Utilizar la visualización mental para imaginar situaciones positivas y superar la ansiedad.
Mindfulness: Practicar la atención plena y el estar presentes en el momento presente.
Meditación guiada: Seguir meditaciones grabadas que ayuden a relajar la mente y liberar la ansiedad.
Ley de la atracción: Utilizar la ley de la atracción y la visualización creativa para atraer situaciones positivas y superar la ansiedad.
Tarot: Utilizar el tarot como herramienta de introspección y autoexploración para comprender y superar la ansiedad.
Afirmaciones: Utilizar frases positivas y de empoderamiento para cambiar patrones de pensamiento y reducir la ansiedad.
Conexión espiritual: Cultivar una conexión personal con lo divino o lo trascendental para encontrar paz y calma en momentos de ansiedad.
En mi camino hacia la recuperación y el crecimiento, cada pequeño paso ha sido significativo. He aprendido a desafiar mis miedos y enfrentar las situaciones que solía evitar. Reconocí la importancia de establecer sueños y metas realistas y celebrar cada logro, por más diminuto que fuera. A medida que avanzo en mi camino experimento una renovada confianza y empoderamiento.
Si en este momento estáis lidiando con la ansiedad, quiero recordaros que no estáis solos. La recuperación es posible y hay esperanza a la vuelta de la esquina. No temáis buscar apoyo y rodearos de personas que os respalden. Cada pequeño paso que deis hacia el autocuidado y el manejo de la ansiedad es un paso en la dirección correcta. Confiad en vosotros mismos y creed en vuestra fortaleza para superar este desafío.
Si os ha gustado el post agradecería que lo compartáis y me dejéis vuestros comentarios. ¡Os mando un gigantesco abrazo! ❤️
