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  • Foto del escritorFran Carmona

Volver a vivir

Quiero compartiros un relato que escribí cerca de 2015 para un certamen. Aunque no tuve suerte en aquel entonces, recientemente lo encontré entre mis proyectos olvidados. Me emocionó mucho volver a leerlo, ya que esta historia está basada en una Experiencia Cercana a la Muerte. Aquellos que me conocen saben que cuando tuve 19 años pasé por una vivencia similar, y me di cuenta de que en la historia hay muchos detalles inspirados en esa experiencia. En mi caso, a pesar de estar cerca de la muerte, no llegué a salir de mi cuerpo, pero sí percibí esa energía y esa paz. Fue una sensación de completa entrega y serenidad. El protagonista de este relato tiene similitudes con mi historia, pero, a diferencia de la mía, me inspiré en otros testimonios, como el de Anita Moorjani o el libro de Raymond Moody. De todos modos, espero que disfruten de la historia, y me encantará saber si ustedes han pasado por vivencias similares.



Mi mente se diluye y se expande en la frontera de la dualidad: entre lo tangible y lo etéreo, entre la vida y la muerte. Percibo cómo mi cuerpo se aferra a la vida y mi alma anhela la libertad. Había imaginado que el temor me dominaría al estar tan cerca del final de mi existencia; sin embargo, siento una intensa calma que emerge desde lo más profundo de mi ser. Apenas soy consciente del ajetreo que ocurre a mi alrededor, pero noto que alguien sujeta mi mano con dulzura, tal vez una enfermera tratando de brindarme apoyo. Mis sentidos se atenúan mientras mi alma se aleja de la realidad que he conocido hasta ahora.

Ha llegado el momento de adentrarme en lo desconocido y desvelar los misterios de los interrogantes del otro lado. Las tinieblas dan paso a la claridad. Una luz resplandeciente recorre mi esencia, irradiando sentimientos de bondad. De repente, me siento libre de las ataduras terrenales, aunque algo aturdido. ¿Es esto lo que llaman el paraíso? ¿La luz al final del túnel? Movido por una energía amorosa, me acerco al resplandor como si borrara mis temores. Percibo que algo tira de mí y me giro, observando unas curiosas esferas de hermosos colores que proyectan imágenes. En ellas visualizo escenas de mi vida, a pesar de no haber cumplido los veinte años, veo todos mis recuerdos. En este momento, el miedo por lo que dejaré atrás se apodera de mí.


—¿Te aflige abandonar tu mundo? —una voz resuena en mi interior, proveniente de los rayos luminosos.


No, no lo lamento. De hecho, me siento tan bien que no me imagino en otro lugar que no sea aquí y ahora. Pero si tuviera que arrepentirme de algo, sería de no haber luchado por alcanzar mis sueños y metas. Aún soy joven y me quedaba tanto por hacer, tanto por experimentar, tantas personas por conocer. Como si hubieran captado mis emociones, las esferas me muestran hechos que no corresponden a mis recuerdos, sino a mi presente. Veo a mis padres y al resto de mis seres queridos. Están preocupados y tristes. Me transmiten las emociones de sus plegarias. En ese instante, comprendo lo importante que soy para ellos y lo importantes que son para mí. Yo, que siempre me he sentido inútil, cuánto me he equivocado.


—¿Temes a la muerte? —me interroga con serenidad.


¿Cómo podría temer a la muerte? Después de esta experiencia, mi perspectiva ha evolucionado por completo y estoy dispuesto a aceptar mi nuevo destino con tranquilidad.


—Tarde o temprano volverás a este sendero, aún te queda mucho por hacer. En tus manos está la elección de tu futuro —dictamina.


Comprendo que la luz me está brindando otra oportunidad. No tengo que pensar mucho para dar mi respuesta, sé que la elección más fácil sería quedarme, pero mi corazón me indica otra dirección. Después de todo, si no le tengo miedo a la muerte, tampoco le tendré miedo a la vida. Hay tantas personas a las que les debo mucho y tantos sueños por hacer realidad. A pesar del dolor, ha llegado el momento de volver a vivir.


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